Tiempo ¿cuándo lo harán?
Todos los proyectos deben fijar un tiempo para su realización, en función de la complejidad de cada objetivo. Deben considerarse los contratiempos y las pérdidas involuntarias de tiempo, a fin de que lo que se haya propuesto, se realice en el término propuesto.
Evaluaciones ¿se está cumpliendo lo proyectado?
Son una pausa en el trabajo para verificar que el procedimiento siga el orden preestablecido, que el tiempo haya sido bien empleado, que los responsables hayan cumplido, que los recursos se hayan aprovechado.
Presupuesto ¿cuánto ingresará y cuánto egresará el poner en marcha el proyecto?
Es una relación minuciosa de todos los aspectos que generan un gasto y todas las fuentes que proporcionan un ingreso. Con él se dará cuenta la institución si podría echar a andar el proyecto con tranquilidad, o si tendrá que trabajar mucho en la captación, o si definitivamente el proyecto no es factible.
Debe ser lo más desglosado y detallado posible; además, es importante tener en cuenta que hay rubros que causan cierta controversia o desconfianza entre los donantes, por que lo hay que cuidar que no parezcan excesivos o inútiles, como por ejemplo: gastos del personal o adquisición de vehículos automotores.
Planificación de una campaña de recaudación
Cuando una institución tiene entre sus planes la ejecución de alguna estrategia de recaudación (como las que se detallarán en los capítulos subsiguientes), es conveniente que plasme ese proyecto en el formato recién descrito; de hecho, ninguna actividad que lleve a cabo el organismo debe hacerse desordenadamente, porque entonces no se sabrá hacia dónde se dirigen sus objetivos, ni quiénes serán los encargados de cumplirlos, ni cuándo se podrá dar por terminada la actividad.
Así se trate de poner en práctica una simple colecta, con pocos colaboradores, de mínimo alcance económico y de breve duración, a la institución le resultará mucho más fácil medir el éxito o el fracaso, y consecuentemente, la posibilidad de reanudar esta campaña con sus respectivas mejoras, o, en su defecto, desecharla en definitiva.